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Tantas veces como reclamamos justicia y reinvindicamos nuestros derechos, tambien Dios tiene sus derechos que son deberes para con nosotros. Fue Jesucristo quien nos dijo: Dad a Dios lo que es de Dios, y al Cesar lo que es del Cesar. Pues tomemos nota y cumplamos lo que a Dios le corresponde que le demos: AMOR, ADORACIÓN, GRATITUD Y REPARACIÓN.



20 de enero de 2012

NO TENÉIS QUE DECIRME NADA, SOLO OFRECERME LAS LÁGRIMAS QUE DERRAMÁIS

Hijos Míos, Soy Jesús de Nazaret quien os habla, y quiero manifestaros que veo vuestro interior y que veo como muchos de vosotros vivís abrumados por situaciones dolorosas de vuestra vida. Sí, hijos, sí, Yo os veo y Me conmuevo por ello.

Muchos lleváis duras cruces, cruces que los de vuestro entorno ignoran. Mujeres que son maltratadas sicológicamente y que ni siquiera con sus familiares pueden desahogarse porque lo sobrellevan ellas solas. Hombres marginados en sus trabajos, estancados en su profesión sin reconocerles su fidelidad y servicios, amenazados con el despido, también lo sobrellevan oculto para no hacer sufrir a sus mujeres e hijos. Pero Yo Soy el Señor, Creador del Cielo y de la Tierra, Rey de Reyes, Dueño y Señor de todo lo creado. Venid a Mí, hijos Míos, venid a llorar a Mis Hombros Divinos y desahogaros Conmigo.

Ofrecedme vuestros sufrimientos, vuestras penas y dolores, muchos de vosotros también sobrelleváis duras cruces con enfermedades y limitaciones. ¡Es Mi Ejercito sufriente! Vosotros sois también Míos, porque sobrelleváis esa parte dolorosa que padecéis en el alma y en el corazón y que por bondad ocultáis.

Hijos e hijas Míos, id a Mi Santa Madre que tanto os ama, refugiaros en Ella que es bondad y amor y no hace excepciones. Ofreced por las almas esos agobios que tenéis y así vuestros sufrimientos no solo no se perderán sino que serán fructíferos. Soy Yo, Jesús de Nazaret quien os lo dice.

No carguéis solos con vuestras cruces y venid a Mí y a Mi Santa Madre. No tenéis que decirme nada, solo ofrecerme las lágrimas que derramáis y que os desahogan de tantas penas. Yo, Jesús, Vuestro Redentor, os hablo.

No dudéis nunca de que para Mí sois muy importantes y si en esta vida no tenéis consuelo y sobrelleváis penas muy grandes, en la otra se os convertirán en un gran tesoro, porque serán para vosotros el aval que os hará entrar en la Gloria Celestial. Yo, Jesús, Vuestro Salvador, os hablo y os instruyo. Mi paz a todo aquel que creyendo en estos mensajes los pone en práctica. Rezad hijos Míos, rezad también por Mi instrumento que pasará sus batallas y necesitará ayuda. Yo, Jesús, os hablo y os instruyo.